El edificio se implanta sobre una parcela rectangular, y está compuesto por un único cuerpo principal. La volumetría del edificio se genera a partir de la sencilla geometría de un prisma rectangular maclado con otro volumen de idénticas proporciones y menor escala. A nivel plástico dicho conjunto es sometido, en esencia, a un proceso de transformación sustractiva, mediante la talla de la envolvente, el tratamiento de las esquinas y voladizos, la apertura de huecos y la continuidad conceptual entre la fachada y cubierta. Se plantea de esta forma un conjunto arquitectónico definido por una marcada expresividad abstracta y equilibrio compositivo.
Los elementos de cornisamiento y vuelos forman espacios cubiertos que definen la percepción volumétrica del conjunto. Dichos espacios cubiertos potencian la relación y continuidad visual y perceptiva entre los espacios habitables interiores y el entrono, tanto con la calle como con el espacio posterior de la parcela.
Funcionalmente se distribuye una zona de día en planta baja entorno un gran espacio para la zona principal de la vivienda. En este caso este gran salón-cocina-comedor tiene orientación sureste y se abre a través de un gran ventanal de diez metros de largo a la parte trasera de la parcela. En este espacio se sitúa la cocina, cuya distribución permite que pueda independizarse en cualquier momento del resto del espacio gracias a la instalación de paneles móviles. Mientras que un espacio multifuncional que puede hacer las veces de despacho y dormitorio, se dispone en la planta baja, junto a la entrada; la zona de noche se establece íntegramente en la planta primera de la casa.
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